Los días seis y siete transcurren en el maravilloso Edimburgo.
Edimburgo, el por qué de la m lo desconozco, ¿Por qué va antes de b?, ¡pero si es un nombre propio!
Edimburgo es lo más cerca que hemos estado nunca de la Edad Media. Las calles, las casas, el castillo, los jardines, las colinas y las tumbas. Incluso las tumbas tienen su propia historia en Edimburgo. Una de las más famosas es la de Boby; un perro. La oveja Dolly a cambio está en el museo nacional sin lapida pero en una vitrina muy limpia.
También se puede encontrar una señal compuesta por tres adoquines dorados en el lugar donde se realizó la última decapitación pública. La guillotina respectiva también se puede ver en el museo.
Curioso es cambiar ahí dinero. Al recibir los billetes falta algo. ¡La Reina de Inglaterra! ¿Son falsos? ¿Tienen otra moneda? ¿Qué pasa?
Resulta que no, que tanto Escocia como Irlanda del Norte tienen sus propios billetes, pero valen igual que los de la Reina. Son Libras igual solo que no las respalda la Reina. Supuestamente no hay problema, solo sorpresa.
Como las fechas coincidían con el torneo de las seis naciones, la ciudad estaba plagada de verdaderos escoceses: con falda escocesa técnicamente llamada kilt, un bolso escocés de piel llamado sporran, y una daga en el calcetín derecho llamada en gaélico sgian dubh. Por desgracia esto no bastó y ganó Francia.
Rumbo a Dublín…
23.3.10
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