Tras volar desde Edimburgo a Dublín para pasar unos días de vacaciones ya más tranquilos, el miércoles me esperaba el día de San Patricio.
Fiesta nacional y por todo lo grande, toda la ciudad envuelta en los colores de la bandera y todas las tiendas vendiendo el merchandising propio para la ocasión. Gorros, bufandas, banderas, tazas, camisetas, antenas, colgantes, pins, chapas, pinturas, calcomanías, patatas fritas, y miles de cosas que se venden para que los ciudadanos y visitantes se sientan, un poco más irlandeses.
Por la mañana el centro de la cuidad se cortaba para dar paso a una cabalgata qu no es la mayor cabalgata del día de San Patricio porque esa es en Nueva York y que tampoco tiran caramelos (ni de propaganda siquiera) como es costumbre en las buenas cabalgatas. Pero allí esta mucha mucha gente. Disfrazados únicamente estaban los y niñas de la ciudad y los estudiantes y turistas extranjeros.
Por la tarde lo más típico es ir a un típico pub irlandés. Donde todo transcurre como cualquier otra tarde en un pub irlandés pero con una pequeña diferencia. La diferencia es que la cerveza es verde. Verde.
¿Por qué? San Patricio.
¿Para qué? San Patricio.
¿Cómo? San Patricio.
Por la noche un pequeño paseo por las atracciones de feria y por la ciudad abarrotada de gente y a dormir.
¡Esto es todo!
De momento…
29.3.10
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