Viernes 20 de agosto de 2010. Termina mi aventura en Berlín. Con ella también termina este blog. 150 veces me he sentado a escribir lo más o menos interesante que me ha pasado, y esta es la última.
En pocas horas viene mi abuelo a buscarme en coche. Las maletas están casi terminadas: dos maletas, dos cajas de cartón y una de plástico, una bolsa de Ikea llena, un colchón y el perro que me tocó en las ferias. Cómo va a entrar todo en el coche es un misterio.
El cuarto lo he limpiado a fondo para que me devuelvan los 160 euros que dejé de depósito. Este cuarto no ha estado tan limpio como yo lo he dejado en la vida.
Parece que llevo en este cuarto ya toda la vida, y aún recuerdo cuando llegué el primer día a esta enorme ciudad y a mi pequeño cuarto. Lo primero que hice también es lo último: limpiar.
¿Qué me llevo? Me llevo un montón de trastos, aún mas recuerdos camuflados en estúpidos objetos (chapas, monedas, post-it, folios, piedras y muñecos). Me llevo kilos y kilos de libros y apuntes (sigo pensando que quien dijo que el saber no ocupa lugar era poco sabio). Me llevo un montón de megabytes en videos y fotos. Me llevo un año de experiencia, solo, en el extranjero y en una universidad de “excelencia”.
Pero sobre todo me llevo el haber conocido a grandes personas y haber hecho amigos para toda la vida.
Adiós FU. Adiós Berlín. Adiós año de intercambio Erasmus en Alemania.
Adiós a ti, que has leído hasta el final. Ha sido un placer.
¡Esto es todo!
20.8.10
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