El segundo día en Uppsala decidí que como buen turista hay que tomar material fotográfico para poder repasar lo visto una vez se vuelva a casa.
Así fue, tomé mi cámara y me volví a recorrer la ciudad. Castillo, Catedral, Universidad, paisajes, calles e impresiones. Pero cuando estaba a punto de terminar y me encontraba en la calle de tiendas, comenzó a llover. Pero no a llover un poco. A llover que había que meterse en algún lado para no terminar empapado. Para que no me llevara una impresión equivocada: en el norte, llueve.
Eso sí, a cambio se nota la tecnología: ahí lo del dinero ya no es tan moderno, se usan más las tarjetas. Las llaves también están anticuadas y los pisos se abren con códigos y tarjetas. Y el autobús ni con dinero ni con tarjetas; con el móvil. Un mensaje de texto es el billete de autobús, así es Uppsala.
¡Esto es todo!
De momento...
No hay comentarios:
Publicar un comentario