Durante mi vuelo de vuelta a Berlín he decidió leer la revista que ofrecen en el avión, hay algunas cosas que he aprendido:
La presión barométrica a una altura de entre 1.500 y 2000 metros es algo inferior que al nivel del mar, así mismo la presión parcial del oxígeno es algo inferior. Los ajustes de presión se producen durante el despegue y el aterrizaje. Posibles efectos son taponamiento de la nariz. Para evitar la molestia hay que igualar la presión. Para ello: cerrar la nariz con los dedos y soplar suavemente, mascar chicle o “sonarse la nariz”.
La humedad en el avión oscila entre el 10 y el 20% por lo que se puede producir una sensación de sequedad en la piel, vías respiratorias y cornea. Para evitar sensaciones molestas, no beber alcohol o café 24 horas antes del vuelo, beber zumos y agua durante el vuelo (contradictorio viendo los precios y que no se pueda pasar líquidos por el control de seguridad) y llevar crema hidratante para la piel (eso sí, menos de 100 mililitros y en bolsita de plástico).
Las turbulencias de aire claro no son detectadas de antemano, ocurren brusca e inesperadamente. Por tanto, llevar siempre el cinturón abrochado.
¡Esto es todo!
De momento...
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