Iba sabiendo que iba a ver sillas y mesas y otros utensilios del hogar. No fui defraudado. Sillas muchas muchas y mesas alguna menos pero también mogollón. Había también algún teléfono, algún armario, platos y tazas rococó y cubertería de hace siglos. Era lo que me esperaba y no defraudó, para ver sillas y platos no hay mejor sitio en Berlín. A lo mejor el restaurante del hotel Adlon en la plaza de París al lado de la Puerta de Brandemburgo pero la beca no es suficiente para comprobarlo.
Por la tarde celebramos un cumpleaños en el jardín de la residencia de estudiantes y como el tiempo acompañaba: BARBACOA. Una barbacoa tan sabrosa que al poco tiempo llegó un zorro a ver si había algo para él.
Algo de pan quedaba para el animal e inmediatamente se lanzó a por todo lo que le fue ofrecido. Aunque acercarse mucho no se acercó. Pero mejor ya que pueden no solo contagiar la rabia si no también transmitir lombrices. Yo, cuanto más lejos, mejor.
¡Esto es todo!
De momento...
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