Lo peor de cada principio es que tiene un final. Porque como dice un famoso dicho alemán: “todo tiene un final. Sólo la salchicha tiene dos”.
Así, estos días, poco a poco, los estudiantes de programas de intercambio se vuelven para sus países de origen mientras los de Berlín se marchan de vacaciones. En la residencia se “celebra” una despedida detrás de la otra y cada vez se ve a más gente cogiendo el bus M85 con maletas para no volver.
A pesar de ello, yo sigo teniendo exámenes y sigo teniendo que estudiar. Así que estos días la vida se reduce a estudiar y decir adiós. Espero acabar al menos los exámenes para poder disfrutar los días que me quedan en la ciudad, por desgracia, algo menos acompañado.
¡Esto es todo!
De momento...
27.7.10
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