Efectivamente esto no hubiera sido posible sin mí. Que ahí he estado en múltiples partidos y, cómo no, en la final. Una final intensa y en la que algunos momentos se dudó si era futbol lo que ponían en las pantallas gigantes o algún nuevo tipo de lucha libre.
Finalmente llegó ese tan ansiado gol y poco después se pudo proclamar la victoria a los cuatro vientos en Berlín. Y como vivimos en el siglo XXI y nunca sabes cuál es tu cámara, se inventó el pilotito rojo. El pilotito rojo que correspondía a Televisión Española estaba delante de mí.
Al día siguiente he aparecido en las noticias. Mi paso a la fama está asegurado.
¡Esto es todo!
De momento...
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