¿Qué es lo peor que te puede pasar la mañana antes de una presentación?
Perder el Pen Drive que necesitas para llevarla a clase. Y eso es lo que me ha pasado a mí.
Tenía una presentación en la asignatura Presentación y Moderación de la que hablaré más adelante y tenía que llevar el Power Point que habíamos hecho para la ocasión. Cuando por la mañana me levanto y quiero preparar todo, no encuentro el Pen. Empiezo a buscar, rebusco todo el cuarto, saco todas las cosas del armario, todo. Desesperado miro en el baño, miro en la cocina, miro en el frigorífico y nada. ¿Dónde está?
No tenía prisa porque eran las 10 de la mañana y la presentación era a las 4 pero necesitaba MI Pen Drive. Aunque no solo ahí, tenía las cosas de la USAL y la FU y una firma digital de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. ¡Tenía que encontrarlo!
Pedí un Pen a mi compañera de piso S., metí la presentación y me fui para la universidad en busca del PEN PERDIDO ya casi llorando. Primero fui al edificio principal, la Rost und Silberlaube, pregunté en conserjería me dijeron que no tenían nada y que preguntara en la biblioteca, la famosa biblioteca en forma de cerebro con pisos en forma de cortes del cráneo, y la bibliotecaria sacó una caja con objetos perdidos pero mi Pen no estaba. Decidí ir a mi facultad a seguir la búsqueda.
Pensé que a lo mejor uno de estos días que lo había traído a la uni lo habría dejado metido en el ordenador por despiste o sueño, así que tenía la esperanza de que ahí estuviera. Pregunté a la conserje que me dijo que no sabía de nada y que preguntara en la biblioteca nuestra (esta no tiene forma de nada). Pregunté en la biblioteca, donde me sacaron un archivador donde escribían todo lo que devuelve la gente, porque como buenos bibliotecarios llevan el registro de todo, y tampoco estaba. Así que decidí bajar al PC Pool (nombre guay para la sala de ordenadores), a ver si lo veía por casualidad, pero tampoco. Ya aproveché y me metí en Internet a la página web de objetos perdidos de Berlín aunque por supuesto ahí no iba a estar, y efectivamente no estaba.
Mis esperanzas se veían reducidas a cada paso que daba y lo único que me quedaba era preguntar en el edificio de Henry Ford (se llama así porque su fundación lo financió, no por lo que hiciera en vida) donde sólo tengo clase jueves y viernes y estaba seguro de que no iba a estar porque ahí no lo había utilizado. Pero pregunté a la conserje la misma pregunta que ya había hecho mil veces. “¿Ha encontrado un Pen negro?” Y la respuesta no fue: “No” o “Pregunta en la biblioteca” si no que me dijo: “Siga describiendo”. Y yo dije: “Pues lleva una cinta blanca”, ella: “¿Y qué pone en la cinta blanca?”, yo: “España” (Porque es de publicidad de turismo).
Y entonces, se mete en el cuarto y me saca mi Pen. Yo no me lo podía creer. ¿Cómo había llegado hasta ahí? Me dijo la amable señora que el día 30 lo había encontrado una chica (o un ángel más bien) enredado en un arbusto en la explanada detrás del edificio y lo había traído. Por desgracia no había dejado nombre así que no se lo puedo agradecer, pero ella me ha sacado de una gran angustia y le estaré eternamente agradecido.
¡Esto es todo!
De momento…
10.11.09
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ayayayay.... ya iba a hacer yo una porra por averiguar donde estaba el pen!!!!! pues con las fotocopias, donde si no!!!! estas seguro que la cabeza la llevas sobre los hombros???
ResponderEliminartu querida prima
ay madre mia, me ha tenido en vilo tu historia hasta el final. menuda alegria! y si, era tu angel de la guardia que fuerte de verdad que suerte! que buena gente hay en alemania, aqui te lo encuentras y te lo quedas o te lo cargas una de dos.
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